Ya se ha dicho gran cantidad de cosas, teorías, trucos y
demás para abordar, sanar o entender el amor. Sin embargo, parece ser un tema
que no se ha agotado. Quizá sea como el lenguaje (que está vivo y va cambiando
y evolucionando según el lugar y el momento histórico en el cual se vive). El
hecho es que sigue siendo un tema totalmente enigmático, “el amor… esa
palabra”.
El tema viene al caso porque en la actualidad muchas de las
personas que me rodean sufren y gozan de los achaques, manifestaciones (sí,
como los fantasmas), detalles, locuras y enredos del amor.
¿Quién puede definirlo? Apuesto a que ni siquiera las
personas que hoy lo tienen pueden definir claramente lo que sienten, cosa que
no desacredita (a mi parecer) su situación actual.
¿Será que existe o que no existe, que es para siempre o cosa
de un rato? ¡Que alguien que esté en sus últimos momentos haga un balance y me
cuente! No ya, fuera de dramas, analicemos algunas de las frases más comunes.
- Antes que nada, tienes que amarte a ti mismo.
De nuevo esa palabra ¿cómo se logra amarse y respetarse a
uno mismos? ¿No será la misma respuesta aplicable a otras personas? Es entonces
(cuando se quiere aplicar a otras personas) cuando algo en la formula falla y
empieza la transformación, lo que me lleva a la siguiente frase.
- Ya no es quien me la hizo, ahora es quien me la paga.
La cadena de corazones rotos parece iniciar y evolucionar en
un terrible círculo vicioso. Pero si la canción nos lo dice: es tan fácil
romper un corazón, incluso sin darnos
cuenta. Entonces ¿qué nos recomiendan? Perdonar. ¡Ay, ajá! Y es que hablar es
muy fácil (nótese la cantidad de palabras que llevo escritas), pero de ahí a
hacer de tripas corazón ya cambió
la cosa.
- El hecho de que no te amen como tú quieres, no significa que no te amen con todo el corazón.
Digamos que ya tenemos a nuestro amorcito corazón y le
demostramos a cada momento lo que sentimos. La historia es feliz… no, creo que
no. ¿cómo demostrar el amor? Quizás a mi me gusta demostrarlo de forma distinta
que a la otra persona y es ahí cuando se arma. Las acusaciones, críticas y
peticiones se vuelven cosa de todos los días y entonces entramos en la última
frase.
- Te amo tal cual eres.
¿Entonces, por qué pedimos que cambien cosas tan arraigadas
como no tender la cama, no lavar los trastes o dejar la ropa tirada? Hay que
tener mucho cuidado al pronunciar semejante afirmación.
Así podría seguir desbaratando todas esas frases hechas que
en algunas ocasiones pueden ayudar, pero en otras se sienten como una cubetada
de agua fría.
¡Tan tan!