miércoles, 16 de octubre de 2013

Sobre el (des)amor



 Ya se ha dicho gran cantidad de cosas, teorías, trucos y demás para abordar, sanar o entender el amor. Sin embargo, parece ser un tema que no se ha agotado. Quizá sea como el lenguaje (que está vivo y va cambiando y evolucionando según el lugar y el momento histórico en el cual se vive). El hecho es que sigue siendo un tema totalmente enigmático, “el amor… esa palabra”.

El tema viene al caso porque en la actualidad muchas de las personas que me rodean sufren y gozan de los achaques, manifestaciones (sí, como los fantasmas), detalles, locuras y enredos del amor.

¿Quién puede definirlo? Apuesto a que ni siquiera las personas que hoy lo tienen pueden definir claramente lo que sienten, cosa que no desacredita (a mi parecer) su situación actual.

¿Será que existe o que no existe, que es para siempre o cosa de un rato? ¡Que alguien que esté en sus últimos momentos haga un balance y me cuente! No ya, fuera de dramas, analicemos algunas de las frases más comunes.

  1. Antes que nada, tienes que amarte a ti mismo.
De nuevo esa palabra ¿cómo se logra amarse y respetarse a uno mismos? ¿No será la misma respuesta aplicable a otras personas? Es entonces (cuando se quiere aplicar a otras personas) cuando algo en la formula falla y empieza la transformación, lo que me lleva a la siguiente frase.

  1. Ya no es quien me la hizo, ahora es quien me la paga.
La cadena de corazones rotos parece iniciar y evolucionar en un terrible círculo vicioso. Pero si la canción nos lo dice: es tan fácil romper un corazón, incluso sin darnos cuenta. Entonces ¿qué nos recomiendan? Perdonar. ¡Ay, ajá! Y es que hablar es muy fácil (nótese la cantidad de palabras que llevo escritas), pero de ahí a hacer de tripas corazón ya cambió la cosa.

  1. El hecho de que no te amen como tú quieres, no significa que no te amen con todo el corazón.

Digamos que ya tenemos a nuestro amorcito corazón y le demostramos a cada momento lo que sentimos. La historia es feliz… no, creo que no. ¿cómo demostrar el amor? Quizás a mi me gusta demostrarlo de forma distinta que a la otra persona y es ahí cuando se arma. Las acusaciones, críticas y peticiones se vuelven cosa de todos los días y entonces entramos en la última frase.

  1. Te amo tal cual eres.
¿Entonces, por qué pedimos que cambien cosas tan arraigadas como no tender la cama, no lavar los trastes o dejar la ropa tirada? Hay que tener mucho cuidado al pronunciar semejante afirmación.

Así podría seguir desbaratando todas esas frases hechas que en algunas ocasiones pueden ayudar, pero en otras se sienten como una cubetada de agua fría. 

¡Tan tan!

jueves, 10 de octubre de 2013

Viento

Veía pasar el tiempo, estaba sentado en el parque, sin hacer nada en especial. Le llamó la atención un farol, ya son pocos los que quedan. Las nubes y el sol de aquella tarde le hacían sentir un letargo, cierta nostalgia. El motivo no lo sabía, sentía su corazón herido, pero no de muerte, quizá de algo peor: de olvido.

Entonces pensó en ella, en su mirada fugaz, en su sonrisa amplia, en sus mejillas pequeñas y en su cabello. Esa larga cabellera que lo había atrapado, como en las películas de terror, pero sin el terror, sino que con una gran dulzura, un magnetismo inexplicable le hacía desear quedarse ahí para toda su vida.

Ahora: lejos, perdidos y distantes ya todo parecía un sueño. ¿En realidad existe? Volvió a poner su atención en el farol, el viento lo había cambiado todo, las nubes, la posición de los árboles y la luz, ya no eran las mismas.

Sonrió, él también había cambiado, seguro ella igual y ya nunca existirán como lo fueron aquella vez.
 
 
 

lunes, 7 de octubre de 2013

¡La Troca!


Era muy temprano y ella se disponía a desayunar un par de huevos, fruta con queso cottage y una taza de café, era todo lo que se necesitaba para iniciar bien su día. Los huevos dejaron de ser transparentes para convertirse en blancos y la espesa yema tomó un color más claro. El café estaba listo desde hace un momento y la fruta ya se encontraba picada en cubos casi idénticos.

Ella consideraba que el desayuno debía de ser tomado con mucha seriedad, si alguien la observara, se convencería de que aquella cuidadosa preparación parecía un ritual mil veces ensayado y perfeccionado.

Le gustaba aquel lugar, siempre tuvo la idea de regresar a aquel pueblo a pasar su vejez, después de todo, los recuerdos que atesoraba eran muy buenos y divertidos, de los tiempos en los cuales sus rodillas siempre estaban negras de tierra y en su boca nunca se quitaba su sonrisa; la carcajada sí, porque era muy cansado y debía tomar aire en algún momento.

Se disponía a comer su fruta cuando fue interrumpida, tocaron el timbre de su casa, como no esperaba visitas se tardó un poco en reaccionar, finalmente, tras confirmar en su memoria que no esperaba a nadie, se paró a abrir.

Una joven de aproximadamente 20 años, ojos curiosos, sonrisa infantil y chinos en la cabeza, se encontraba ahí, plantada.

--Oiga señora ¿me presta su troca para casarme? --Soltó, así de pronto, a modo de saludo. --Es que desde que la vi me gustó para llegar a la iglesia.

La señora del desayuno interrumpido no pudo más que soltar una carcajada.

--y ¿cuándo te casas?

--Al rato.

Sin saber muy bien cómo, aceptó. Cerró la puerta tras su espalda y reanudó el desayuno, ya sin tanta atención. Ahora su mente había retrocedido años, muchos años, a rememorar la boda propia.

***

Con la novedad de la boda se puso muy contenta y entonando la música nupcial se puso a lavar su camioneta, finalmente, debía de estar lo más limpia posible para hacerle justicia a la novia con vestido inmaculado.

Ya que se tomaba un descanso, volvió a sonar el timbre de su casa. Detrás de la puerta encontró a un niño pequeño, al principio no le pudo observar bien, ya que su cara quedaba oculta tras un frondoso ramo de flores blancas.

--Señora de la troca, traigo estas flores, para adornar la troca ¿dónde se las dejo?

La señora sólo señaló un lugar y pensó en esa nueva costumbre de no saludar a la persona que uno tenía enfrente, al reflexionarlo un poco más se sorprendió de que no le molestara, sino que le resultaba divertido, así es, toda esa situación era muy divertida.

Ya que las flores estaban en el piso, el niño se hizo completamente visible. Era bajito, moreno y con cabello despeinado, tenía los mismos ojos que la futura novia, era su hermano.

--Si quiere le ayudo a adornar la camioneta.

A falta de un mejor material o de mayor ocurrencia (ninguno de los dos jamás había adornado con flores una camioneta), tras mirarse y encoger los hombros, ambos tomaron diurex y flores, al final no se veía nada mal. El niño se fue, no sin antes dejarle la dirección de donde saldría la novia, así como la hora en la que debía pasar por ella.

La nueva chofer se metió a su casa, ahora a arreglarse ella ¿qué se pondría para una boda? Y más teniendo el puesto de chofer. No blanco pero tampoco negro ¿rosa? Finalmente se puso una larga falda lila, una blusa blanca y una mascada, también lila. Le gustaba ese color, le sentaba bien y tenía un lindo juego de aretes, dije y anillo. Ya estaba lista.

Se subió a su troca, fue por la novia que ahora se veía muy diferente y hasta un poco mayor, sólo la delataba esa sonrisa.

--¡Qué padre quedó la troca! Muchas gracias señora. --Agradeció la chica.

La misa fue sencilla, muy tranquila; el novio también tenía cara de niño, hacían bonita pareja. Toda la familia agradeció a la señora de la troca y la invitaron al baile. Un plato bien servido de carnitas y unas deliciosas tortillas hechas a mano fueron la mayor recompensa que podía pedir aquella peculiar chofer, además de la aventura.